¿No tienes tiempo para peinados elaborados? No te preocupes, en...
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PEÑA
Desde niña siempre me gustó todo lo relacionado con la belleza, recuerdo que, a mis 17 años, alisaba, le hacía rolos y peinaba a las empleadas que trabajaban en mi casa, era algo que hacía de manera natural, un don, un regalo.
En aquel entonces estudiar belleza no tenía la visión que hoy día, y estudie Administración de Empresas.
Siempre me quedé con ese don, que en ese entonces buscaba siempre a quien mostrar mis habilidades, viaje fuera del país y hacia técnicas de corte, cortes, secados … pero luego me inserte a trabajar en lo que estudié, fue hasta el 2009, cuando mis padres compran una franquicia de productos de belleza y es cuando empiezo a estudiar de manera formal Belleza en una academia, empecé de cero, captando clientes, haciendo demostraciones luego de dos años de operaciones ellos deciden cerrar el negocio y yo me inserto a laborar en el sector comercial.
Luego un mi segundo embarazo de alto riesgo, pierdo mi trabajo y trato de reintegrarme al mercado, pero las ofertas que recibo en mi incansable búsqueda, no eran nada parecidas a lo que estaba acostumbrada a devengar, y es cuando un día hablando con mi esposo Yamil, en medio de un momento retador, me dice:
“Cada vez que hablamos, siempre terminamos hablando de ese negocio que tenían tus padres, y te brillan los ojos, yo apuesto a que esa es tu pasión”
Y allí empiezo y busco y converso con la franquicia con la cual trabajaban mis padres, ella me habla de su sobrino y me dice que el tiene el negocio en la zona oriental, y empezamos una sociedad un 60/40 donde yo tenía un 40 % y empiezo nuevamente a hacer lo que me gusta súper entusiasmada, luego de un año mi socio decide cerrar la compañía y nueva vez cabizbaja hablando con Yamil, me dice debes tener tu propia marca…. Que, si vendes lo que vendas, sea tuyo y puedas darle tu toque personal.
Ahí con el corazón cargado de mucha ilusión empieza DEYA, sin mucho capital, pero si con lo más grande que puede tener un ser humano, el sueño de construir un negocio de la mano del señor.
Somos constructores y cómplices felices de tu salud y belleza capilar.
Enfocados en ser fuente de prosperidad y empoderamiento femenino inspirando a que entregues lo mejor de ti.
¿Qué nos mueve? La Fe, el respeto, la integridad, el compromiso, la excelencia, la innovación y el amor.
Una mujer Deya es sofisticada, detallista, promueve la calidad, es sencilla a la vez, atenta, alegre, cálida, y ayuda a que otras brillen igual que ella.
Nuestra promesa de servicio es:
Más que productos, una experiencia de educación y motivación para que te enamores de tu cabello. Eso nos hace únicos y diferentes.
El nombre viene de una combinación de Dewi y Yamil = Deya!
Era la clave del internet de la casa no sabía cómo ponerle y luego pensé en que Yamil me había prestado 1500 dólares para empezar el negocio. Y que en agradecimiento podía ponerle Deya y así lo hice.
Quiero algo que se vea a otro nivel, fuera de serie. Uno de los retos que siempre tuve era ese “ bueno pero son criollos” o “son dominicanos” y una de las cosas que me llena de orgullo es que del lavadero de mi casa logré colocarlos en los mejores salones de RD, que tuve siempre los ojos puestos en el cielo! Y que muchas veces me cambiaba a dar un entrenamiento como si fuera a dar una conferencia a un banco y realmente iba a una casa de familia a poner una keratina para ganarme 2500 pesos para completar el colegio de Julio José (mi hijo) o completar la gasolina de la semana.
¡Por eso quiero dejar ver que nuestro país tiene los más altos estándares y que aquí se pueden hacer videos, comerciales y cosas fuera de serie con toda la calidad de cualquier parte de mundo! ¡Y quiero ver eso en Amazon y en Walmart y en todo el mundo! Si así Dios lo permite.
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